Has venido a acariciarme,
con las huellas del trabajo,
que en tus manos
han quedado.
Y he sentido al mismo tiempo,
la ternura y el alago,
de ser musa de tu cuerpo,
pensamiento trastocado,
de ser alma de tu aliento,
un suspiro no lanzado.
Arrebato de placeres
que susurras a mi oído,
cual caricias que se escapan;
lentas, tiernas…
anhelantes, depravadas.
Tus gemidos trepidantes,
noche quieta, impenetrable,
acompaña nuestro ritmo,
fuego ardiente en los sentidos...
Eva Luna...
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Gracias por dejar tu suspiro... para mi será un placer leerlo.